Una lágrima [b]

Madre de mi alma, hoy te ofrezco este tributo,
por qué te fuiste, madrecita; santa y buena,
quien mitigaba mis pesares y mis penas,
quien me alentaba en mis horas de aflicción.
Madre adorada que me miras desde el cielo,
no me abandones, que es muy triste mi destino,
quiero tan solo que ilumines mi camino,
porque hay angustia en mi pobre corazón.

Es eterno mi recuerdo
por ti, viejita de mi alma.
Grabada estás en mi mente
si sos de mi alma la calma...
Hoy te pido que desde el cielo
ruegues por mi salvación.

¡Madre de mi alma!
Tú que era mi signo,
eras el norte en mi camino,
guía de mi amor...
A ti madre mía,
cuanto más lejos te siento,
cuanto más te adoro,
¡Por ti imploro
al señor!